Santa Eulàlia de Tapioles ¿Satánica?
(Extracto revista Ave Fénix nº1 Abr16 - Ver ON LINE - Descárgatela)
Es más que frecuente encontrar en construcciones abandonadas de cualquier género y procedencia el rastro vandálico de pintadas haciendo alusión a lo satánico. No serían más que los dibujos con los que pretenden deleitarnos –sarcásticamente hablando, claro– tipos que tienen como único objetivo impresionar al siguiente curioso que le toque turno o tal vez, por razones muy distintas a las que denotan tales señales.
Santa Eulàlia de Tapioles –cuyas primeras noticias se conocen del siglo IX– es una ermita de tipo románica, fuera de culto y dejada de la mano de Dios –valga la expresión–, que alzándose en pleno bosque se dispone acompañada de un nimio camposanto de nichos y los restos de lo que antaño fuera una casa. Josep Pradell, el propietario de las tierras algo más de un siglo atrás, trató de rehabilitar el templo, pero sin embargo su nula conservación hasta nuestros días ha provocado su total deterioro.
Sin ser un lince es fácil detectar sobre las paredes de esta maltrecha construcción varias marcas –de emulación satánica, tal y como prevenimos al principio –, como es la figura de los tres seises o cifra de la Bestia –666– escritos bajo una enorme cruz invertida junto a uno de los tabiques del propio camposanto. Una cruz plasmada al revés también en el cristianismo tiene su significado –Así fue como San Pedro fue crucificado–, y por esa razón aparece representada, por ejemplo, en el sillón del Papa.
Un pequeño inciso. Hemos de tener muy presente que un mismo símbolo puede tener diversos significados según se la apropie una u otra religión, movimiento, cultura o creencia. Un ejemplo notable es el de la propia cruz esvástica o gamada, por todos relacionada con el nazismo. El movimiento nazi se la apoderó por considerarla el emblema de la raza aria y de la supremacía blanca, por la convicción de que sus orígenes se hallaban en las poblaciones indoeuropeas más ancestrales. Llevaron a cabo expediciones por gran parte del planeta en busca de reliquias sagradas, pues consideraban que escondían un poder sobrenatural que les haría vencer al enemigo. Durante uno de los viajes llegaron al Himalaya, donde encontraron una pieza con tintes sagrados y marcada con una esvástica de brazos torcidos hacia la izquierda. A Hitler le fascinó el hallazgo de tal modo que además de adueñarse de la cruz para su movimiento, le hizo una modificación, invirtiendo la orientación de los brazos hacia la derecha e inclinando el símbolo 45 grados (...)
